Una historia de amor contada en fotografía

La mejor forma de recordar y de relatar tu historia de amor es con fotografías. Imágenes al natural, espontáneas. Fotos que dejan huella.

Se trata de los pequeños gestos. De la calidez del momento. De lo inesperado.

El sábado a las diez de la mañana me encontraba en casa de los novios. La cámara en mano. El objetivo listo.

Estaba dispuesto a fotografiar tanto lo extraordinario como lo cotidiano.

Las sonrisas veladas y las risas abiertas. El aroma del café recién hecho desprendiendo volutas de vapor. Las cortinas blancas danzando al viento. El vestido de novia colgado en la percha, lanzando destellos de mil y un colores. Los gemelos de él recostados sobre el cojín de terciopelo azul marino esperando el momento de ser colocados en la camisa blanca.

La maquilladora pasando el pincel con delicadeza sobre el rostro de ella.

Él abotonándole el vestido a ella. Ella colocándole la pajarita recta. Él estaba nervioso, se paseaba de un lado al otro.

Fue entonces cuando, como por arte de magia, el tiempo se detuvo. Ella tomó la mano de él entre las suyas y le sonrió. De pronto él se calmó. Comenzó a sonreír, al principio tímidamente, después con tranquilidad. Su cara volvió a iluminarse.

La melodía de Himekami que estaba sonando en el aparato de música, también pareció que se hubiera detenido en el mismo instante en que ella le tocó.

Esos momentos nos hicieron recordar tanto a mí como a los novios que el amor está en todas partes. Esperando a ser captado y descubierto en cada pequeño detalle que surge en el día a día.

Hoy te invito a adentrarte en la página web, contemplar las historias de amor que he fotografiado para ti.

Si tú también deseas que retrate tu historia de amor, déjame tus datos y me pondré en contacto contigo.

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